sino brillo yo, brilla mi ausencia, no me odiais a mi, ODIAIS A VUESTRA IMPOTENCIA.

jueves, 22 de diciembre de 2011

.


Antes, cuando nos veíamos de forma eventual, me sorpendía el ver que siempre estaba resfriada, con temblores en las madrugadas, fiebres cada mañana. Lo relataba entre café y café sin prestarle más atención que a las anécdotas laborales. Nunca pregunté, me acostumbré a sus temperaturas bajas antes que a cualquier otra rutina.
Cuando comenzamos a vivir bajo el mismo techo pronto atendí a sus hábitos, a su naturaleza.
-Siempre tengo frío. Mira mis manos, están casi azules del frío. Mira la punta de mi nariz, siempre está irritada. Ellos solían llamarme Wintumn- me contó en la azotea mientras acababa con su cigarrillo.
-¿Ellos?- pregunté.
-Ya sabes, el resto de estaciones.
Asentí. Me convencí de que aún no era momento para entenderlo. Aún sigo sin saber si estuve en lo cierto.
A menudo, en tardes como esas, en pausas cortas, otras más largas, entre calada y calada, me contaba la fragilidad que albergaba todo su ser.
-Siempre me he sentido afligida, incluso aterrada, al ver la debilidad añadida que trae un cuerpo. Cómo caen, cómo se deslizan sin apenas percatarse la persona que lo hace caminar. Cómo se oxidan, cómo sus cambios, los dolores que susurra a los huesos, a nuestros músculos, tornan su ánimo, lo degradan. Cómo arropa las ilusiones. Miento si digo que no me da miedo avanzar y apreciar explícitamente cómo, poco a poco, soy yo la que menos ánimos me dará para continuar hacia delante. Me percataré en cuanto mis piernas se tambaleen demasiado, cuando mi oído se olvide de los sonidos, cuando las tonalidades de cada uno de los colores se apaguen en una nebulosa al atravesar mi retina. Por eso siempre, a solas, me creo invencible, capaz de no caer como el resto. De hacerle frente a lo inevitable. Mis heridas sangran, como las tuyas y las de aquella camarera. Mi sonrisa se apaga a menudo, quizás no tanto como la tuya. He crecido desde mi infancia, he responido favorablemente a los cambios y continúo corriendo. No puedo evitar ser tan humana como el resto. Aunque bueno, sólo soy la transición entre dos estaciones que siempre tienen y reparten frío. Quizás se me está clavando aquí- dijo señalándose la sien- y el mundo se me resbala entre los dedos. Como a veces me pasa contigo.
Siempre he creído que nunca me necesitó para sentirse capaz, para abordar y saltar el hedor que consume a los transeúntes cansados de su jornada en sus idas y venidas. Aún sintiendo cómo una soga comenzaba a tirar de su tráquea, ella aceptaba esa solución incompleta, incorrecta y perdida la resolvía con el paso de las estaciones. Conmigo no pasó lo mismo. Ni siquiera ahora que la recuerdo entre líneas. Yo siempre la necesitaré para hacerme frente hasta a mí mismo. Porque yo, sobre las hojas que estoy dejando pasar con cada palabra que marco, fui sólo en el momento en el que esa transición, esos vendavales, lluvias, granizos y heladas se personificaron y se abrigaron con algunas de mis gabardinas.

error con h

Te duele al respirar, al tragar, al andar, al levantar la mirada. Te duelen las muñecas, los tobillos y los vendavales que te instan a rebobinar. Te duele la voz, porque recuperarla implica preguntarte a ti mismo el porqué de tus ojos hundidos. Te duele como me dolió a mí ayer, el mirarme directamente. Porque nunca fui el argumento de tu historia, no di ritmo a tus frases, no logré interpretar tus sentimientos. Dijiste "puntofinalízame" y aparecí, me sucedí y ahora para ti soy un punto seguido entre comas, porque mírame, mira mi rostro apagado, la torpeza de mis decisiones, el hueco que dejan mis palabras. Necesité lo mismo que necesitaste tú. Necesitaste un final y sólo te di unas páginas escritas a la mitad. Busqué un punto final y sólo esperabas obtener lo mismo de mí. Empezamos a equivocarnos nada más empezar a jugar.
Estoy equivocada. Hoy error lo he escrito con hache.


mi combustible

"-Y, ¿sabes qué pienso?- dice entonces-. Pues que para las personas, los recuerdos son el combustible que les permite continuar viviendo. Y para el mantenimiento de de la vida no importa que esos recuerdos valgan la pena o no. Son simple combustible. Anuncios de propaganda en un periódico, un libro de filosofía, una fotografía pornográfica o un fajo de billetes de diez mil yenes, si los echas al fuego, sólo son pedazos de papel. Mientras los va quemando no piensa: "¡Oh, es Kant!", o "Esto es la edición vespertina del Yomiuri Shinbun", o "¡Buen par de tetas!". Para el fuego no son más que papelotes. Pues sucede lo mismo. Recuerdos importantes, otros que no los son tanto, otros que no tienen ningún valor: todos, sin distinción, no son más que combustible.- Kôrogi asiente como para sí. Luego prosigue-: Y, ¿sabes? Si a mí me faltara ese combustible, si dentro de mí no hubiera esa especie de cajón de recuerdos, hace tiempo que, ¡cras!, me habría partido en dos. Y me habría muerto en cualquier rincón, tirada como un perro. Gracias a ese montón de recuerdos, valiosos o insignificantes según el momento, que van saliendo del cajón, puedo seguir viviendo, soy capaz de soportar esta pesadilla. Aunque a veces me diga a mí misma que ya no puedo más, los recuerdos me dan fuerza para seguir adelante".

En esos momentos



En esos momentos en los que el mundo se fatiga, en ese aliento que se condensa con la llegada del invierno y ahogada en esa mirada glacial se esconde un boceto de lo que eres y no quieres ser. Tejes evasión y sólo te abrigas con ella. Quieres escapar de la voz que te retiene aquí. Estoy dispuesto a esperar encima de todo este invierno, pero si no nadas tú, tampoco puedo hacerlo yo.

juro que es él


Llegó, cerró la puerta de un portazo y se dejó caer hasta quedar escondida tras sus rodillas. Estaba agitada, expulsaba el aire entre pausas que congestionaban sus ojos y, cuando la imagen se le nublaba, descargaba con un leve pestañeo. Esta entrada la observé desde el balcón, permití la entrada al frío de las horas más difusas y el viento empujaba las cortinas hacia el interior. No me vio. Apagando el cigarrillo a la mitad me dirigí hacia ella.
-¿Te apetece hablar o prefieres un café?
Wintumn se mordió el labio inferior con fuerza, la sangre no tardó en rellenar el socavón de su ansiedad.
-No creo en los corazones. No creo en esto que me atormenta cada vez que te acercas. No creo en su huida. Porque gracias a él sigo viviendo entre lágrimas, porque si me dejase guiar por los pensamientos que empujan a mis dudas, si dejase que ellos articulasen la duración de mi supervivencia, hace más de una vida que hubiese dejado de mover cada uno de estos miembros que alargan mi fragilidad, hace más de pulmón y medio que hubiese dejado de necesitar aire. ¡Pero es él! ¡Juro que es él! Galopa incesante, no para quieto, no quiere escapárseme de las costillas, el muy terco todavía me mantiene con vida.
Siempre me gustó la forma en la que relataba el mayor desastre natural, el mayor desastre cardíaco. Y recordé que precisamente quien movía su mundo eran los escombros que alojaba en su tórax. Me propuse desde ese momento edificar un rascacielos en la arteria aorta de su corazón.

martes, 1 de noviembre de 2011

asdfghj

Soy la muletilla que empleas para aludir al pasado.


Quiero que entiendas que sólo soy un recorte que recorre de esquina a esquina tus álbumes de fotos. Soy la muletilla que empleas para aludir al pasado. Soy la tinta desgastada de un punto seguido en cualquiera de las páginas que doblaste por la esquina. Soy la página inumerada del índice de un cuento para días de lluvia. Soy una milésima de segundo, el tramo más efímero que jamás te ha pellizcado los tobillos. Soy lo que no era. Soy un cruce que concentra el tráfico de un caos centrípeto. Fui y soy una pausa, una espera eterna.
Soy la que consigue que te olvides de mí. Mírate bien. No puedes negar que lo estoy consiguiendo.
Antes, cuando nos veíamos de forma eventual, me sorpendía el ver que siempre estaba resfriada, con temblores en las madrugadas, fiebres cada mañana. Lo relataba entre café y café sin prestarle más atención que a las anécdotas laborales. Nunca pregunté, me acostumbré a sus temperaturas bajas antes que a cualquier otra rutina.
Cuando comenzamos a vivir bajo el mismo techo pronto atendí a sus hábitos, a su naturaleza.
-Siempre tengo frío. Mira mis manos, están casi azules del frío. Mira la punta de mi nariz, siempre está irritada. Ellos solían llamarme Wintumn- me contó en la azotea mientras acababa con su cigarrillo.
-¿Ellos?- pregunté.
-Ya sabes, el resto de estaciones.
Asentí. Me convencí de que aún no era momento para entenderlo. Aún sigo sin saber si estuve en lo cierto.
A menudo, en tardes como esas, en pausas cortas, otras más largas, entre calada y calada, me contaba la fragilidad que albergaba todo su ser.
-Siempre me he sentido afligida, incluso aterrada, al ver la debilidad añadida que trae un cuerpo. Cómo caen, cómo se deslizan sin apenas percatarse la persona que lo hace caminar. Cómo se oxidan, cómo sus cambios, los dolores que susurra a los huesos, a nuestros músculos, tornan su ánimo, lo degradan. Cómo arropa las ilusiones. Miento si digo que no me da miedo avanzar y apreciar explícitamente cómo, poco a poco, soy yo la que menos ánimos me dará para continuar hacia delante. Me percataré en cuanto mis piernas se tambaleen demasiado, cuando mi oído se olvide de los sonidos, cuando las tonalidades de cada uno de los colores se apaguen en una nebulosa al atravesar mi retina. Por eso siempre, a solas, me creo invencible, capaz de no caer como el resto. De hacerle frente a lo inevitable. Mis heridas sangran, como las tuyas y las de aquella camarera. Mi sonrisa se apaga a menudo, quizás no tanto como la tuya. He crecido desde mi infancia, he responido favorablemente a los cambios y continúo corriendo. No puedo evitar ser tan humana como el resto. Aunque bueno, sólo soy la transición entre dos estaciones que siempre tienen y reparten frío. Quizás se me está clavando aquí- dijo señalándose la sien- y el mundo se me resbala entre los dedos. Como a veces me pasa contigo.
Siempre he creído que nunca me necesitó para sentirse capaz, para abordar y saltar el hedor que consume a los transeúntes cansados de su jornada en sus idas y venidas. Aún sintiendo cómo una soga comenzaba a tirar de su tráquea, ella aceptaba esa solución incompleta, incorrecta y perdida la resolvía con el paso de las estaciones. Conmigo no pasó lo mismo. Ni siquiera ahora que la recuerdo entre líneas. Yo siempre la necesitaré para hacerme frente hasta a mí mismo. Porque yo, sobre las hojas que estoy dejando pasar con cada palabra que marco, fui sólo en el momento en el que esa transición, esos vendavales, lluvias, granizos y heladas se personificaron y se abrigaron con algunas de mis gabardinas.

domingo, 21 de agosto de 2011

:D

Només hi ha un tipus de felicitat, pero la infelicitat
es pot presentar de múltiples formes.
La felicitat és una al·legoria i la infelicitat una història.




martes, 2 de agosto de 2011

Nunca me he sentido tan perdida


Con los pies a oscuras bajo las sábanas me escabullí con la mirada por las rendijas de la persiana y me salté los kilómetros. Te sorprendí durmiendo. Los sueños ya habían conseguido desprenderte de las sábanas y tu respiración era lenta. No te diste cuenta de que aquella noche examiné tus rodillas y me quedé con el eco de tu aliento. Puedes estar tranquilo, mañana podrás hacer uso de él, yo sólo he memorizado los compases.
Dormías sin camiseta. La mano izquierda la encerrabas en un puño. Sentí una tristeza casi tan honda como la negrura de aquella habitación. ¿Y si tenías pesadillas? Así no escaparían. No me atrevía a deshacer el nudo de tus nudillos, si despertaste con el sudor impregnando tu nuca y con el miedo clavado en los ojos, espero que me perdones.
Esperé allí hasta que las primeras luces se colaron por el cristal. Me fui antes de poder dejar mi sombra allí.
Sé que puedo salir todas las noches que quiera, pero tú no me necesitas. Tú necesitas silencio, letras ligeras, casi cálidas, que arropen el hielo de tus hombros. No necesitas más hielo. Los glaciares no están hechos para crecer en tu cuerpo.
Pero quería que supieses que estuve allí.

No es abatimiento, tampoco desesperación.


"Lo he ido descubriendo en los últimos tiempos, desde que he empezado a beber más. Cada vez que miro este paisaje con ojos embriagados, su pureza, casi excesiva, me hace estremecer, y siento que nada importa, que da igual que lo haya perdido todo. No es abatimiento, tampoco desesperación; es una forma más natural de aceptar las cosas, un sentimiento suscitado por una emoción silenciosa y clara."
Sueño profundo- Banana Yoshimoto.


Buenas noches


"le vi marchar. escaleras abajo. un poco gordo. pero bien. energía. exceso de energía. entusiasta y retumbante. hará un magnífico rabino. me gusta mucho. luego desaparece, le pierdo de vista, y me siento a escribirte esto. cenizas de cigarrillo por toda la máquina. explicarte cómo sigue y qué viene después. junto a mi máquina hay unos zapatitos blanco de muñeca de poco más de un centímetro de largo. mi hija, Marina, los dejó ahí. está en Arizona, no sé exactamente dónde, en este momento, con una madre revolucionaria. es julio de 1969 y tecleteo mientras espero que la puerta se derrumbe y aparezcan los dos hombres de rostro verdoso y ojos de gelatina rancia, y metralletas en las manos. ojalá no aparezcan. ha sido una tarde magnífica. y sólo unas cuantas perdices lejanas recordarán el rodar del dado y cómo sonreían las paredes. buenas noches."

domingo, 17 de julio de 2011

Ella duerme tras el vendaval.


-¿Nunca te han entrado ganas de verme llorar?
Negué con la cabeza mientras dejaba caer la ceniza de mi colilla sobre la servilleta. Observé cómo el humo se alejaba y esperé a que interviniera de nuevo.
-¿Y no quieres hacerme llorar?
Apagué la colilla y la cubrí con la servilleta. La aplasté con la palma de mi mano y la alejé un poco de mí, hacia el centro de la mesa.
-Si salgo ahora por esa puerta, ¿llorarías?
Guardó silencio unos segundos y negó con la cabeza.
-Entonces no puedo hacer nada para arrastrar tus lágrimas.
-¿Te irías?
-Sólo si quieres llorar.
-Si te pido que me hagas llorar, me harías llorar. Pensaba que era de esas cosas que a la gente no le gustaba ver.
Carraspeé, la nicotina se arrinconaba tras mi lengua.
-Yo sólo me limito a vivir. Y yo no vivo en mí.
Dormimos en su casa y me apetecía verla llorar. Así que me vestí y cerré la puerta tras de mí. Y esperé toda la noche sentado en el rellano al amanecer.


jueves, 23 de junio de 2011

Tan triste y tan alegre.

Puede que escriba algo.

Rapsusklei

He visto al presente a mi lado pasar de largo,
he llorado sangre escribiendo un pasado amargo,
he perdido el miedo y hasta el cielo de tu boca,
más yo vivo donde hasta la floja cuerda quede rota.
Llamémosle la cuerda floja,
plasmo mis escritos en la hoja con sagrada inspiración de luna roja,
soy funambolista de palabras
y equilibrio por todos los que defienden paradoja.




Libreyfeliz

Querido ordenador:
En este mismo instante no me incitas a la imaginación para conseguir escribir algo deslumbrante, no te preguntas el porque, pero estoy absorta pensando en su cara con sueño, también esta el inconveniente de su ligera sonrisa, tendrás una pantalla luminosa donde encontrar billones de cosas pero bueno no me importa. Me quiero remontar un poco atrás, cuándo un manto de oscuridad inundaba todo, mientras un hilo de luz traspasaba el cristal. O más aún al lanzar una rosa al agua. Con sus pequeñas espinas incrustadas no se mueve por el agua. Y re-descubro la ciudad con sus cambios, su gente semi ebria, y con ambiente festivo en el cuerpo. Y desvarío en él, en sus ojos, sus pupilas dilatadas, sus dientes, su sonrisa, su frente impoluta, su pelo, él por entero. // Y confeccionarte una cenefa a besos por tu cara. Me siento gigante al poder por fin depositar mi buena fe y seguridad en alguien a quien quiero. Más bien amo. Te amo con seguridad, con confianza, con voluntad, con embobamiento, alegría, intensidad, emoción, con esmero, no sé si dedicación, con realidad, locura y sinceridad. Quiero que seas como eres completamente. Libre y feliz.




Loli(L)

Tengo suerte de encontrarte, aun sin pensarlo. Cuando mas lo necesito sin siquiera pedirlo, ahí estas. Todo lo que pasa vale la pena, realmente te admiro más de lo que crees, sin sobrevalorarte ni infravalorarme a mi misma, te admiro sinceramente. Adoro cada segundo, estés o no. Al final todo lo malo se va y un día derepente miras atrás y solo recuerdas lo bueno. Te diré que no sabes cuanto te agradezco no dejarme caer, por hacer que no me preocupe por chorradas. Por enseñarme a quererme a mi misma, por aportar a hacerme nacer como persona, por quererme, por ser paciente, por ser simplemente tu. Tus consejos, tu moral, tu corazón, tu forma de ser, el brillo de tus ojos. No sabes cuanto me fascina como eres, nunca dejes de ser tu. Gracias por hacerme ver mas allá, por hacerme pensar mas. 



Cambiemos papeles.


Puede que al relatarlo rompa toda la magia de las tardes en las que te observo desde el alféizar de la ventana. Cuando echo el toldo y toco los atardeceres incrustados en el tejado con la punta de los pies. Eso ya da igual porque ahora que ya lo sabes saldrás a ver cómo compruebo la temperatura de las horas y todo este juego de niña pequeña tocará a su fin. O no. Tendrás una vaga idea de que alguien ahí fuera te necesita más de lo que piensas o simplemente no le darás más vueltas, cuando el punto y final sube al escenario no hay nada más que hacer, y cuando esto suceda seré yo quien deje de esperar por ti y pase a esperar por otras corrientes y tú seguirás como hasta entonces. Cuando uno trata de explicar la vida, cuando se nos ocurre suponer, hacer predicciones y atrevernos a pensar que es así, ésta parece jodidamente fácil. Por eso hoy yo, como cualquier otro cobarde, he optado por no vivirla y grabarla desde las ventanas. Lo único que estoy haciendo es reproducir en un monitor una película que me he obligado a ver. Él es el protagonista, yo quien intenta seguir las marcas de su vida, marcadas por el guión que yo le escribo tras las cristaleras. Y así es como me doy cuenta de la cantidad de gris que inunda al mundo, cuando me resigno a ser espectadora y no protagonista.
Y sí, duele. Aquí bajo el pecho, en los párpados, en los codos y en los antebrazos, en los labios, en las muñecas, en los tobillos y en las caderas, en el vientre, en las costillas, en la espalda, en la lengua, en la piel. Allí en donde el pensarte haya atravesado hasta los huesos rotos que todavía me mantienen en pie.


domingo, 19 de junio de 2011

blablabla

Viajábamos a más de tres mil kilómetros por hora y todo lo que había a nuestro alrededor se había diluido como pintura al óleo.



Amores de 24 horas

Los mejores sueños son los de la gente que viaja en metro mirando al infinito.
Lo sé desde aquel día en que empecé a enamorarme cada mañana en mi trayecto a clase. Entré sin fijarme en nada. El vagón estaba medio vacío, porque a esas horas somos pocos los que tenemos mala suerte. Pero quizá, el destino quiso recompensarme y hacer que mis mañanas estuvieran llenas de emoción y ganas por madrugar.




Sólo hay una cosa que yo puedo afirmar.


"-Oye, señor pájaro-que-da-cuerda. A veces lo pienso: ¿qué diablos debes sentir cuando te vas muriendo poco a poco, despacio, a lo largo del tiempo?
Como no entendí bien el significado de su pregunta, sujeto al agarradero, cambié de postura y miré fijamente a May Kasahara.
-Ir muriendo poco a poco, despacio... Por ejemplo, ¿en qué caso concreto puede ocurrir?
-Pues, por ejemplo... Pues, en caso de que te hayan encerrado solo en un lugar oscuro, que no tengas nada que comer ni nada que beber y que te vayas muriendo gradualmente, poco a poco.
-Seguro que es horrible, y doloroso-dije-. Desde luego no quisiera morirme de esa manera.
-Pero, oye, señor pájaro-que-da-cuerda, la vida ya viene a ser eso, ¿no? ¿Acaso no estamos todos atrapados en un lugar oscuro y nos van quitando la comida y la bebida y nos vamos muriendo despacio, gradualmente? Poco a poco, poco a poco.
Me reí.
-Tú, para la edad que tienes, piensas a veces de manera terriblemente pesimista, ¿no te parece?
-Ese pesi... no sé qué, ¿qué es?
-Pesimista. Significa ver el lado oscuro de las cosas.
-Pesimista. Pesimista...-repitió para sí varias veces-. Señor pájaro-que-da-cuerda- dijo luego, alzando los ojos y clavándome la mirada-. Sólo tengo dieciséis años y no sé muy bien de qué va el mundo, pero una cosa sí puedo afirmar con rotundidad: si yo soy pesimista, los adultos de este mundo que no son pesimistas son un hatajo de idiotas."
Crónica del pájaro que da cuerda al mundo/ Haruki Murakami.


Acabamos de poner en orden una constelación.


"Caminamos, nadamos y volamos y sonreímos y volvemos a anudar con delicados dedos del espíritu los hilos rotos; y dichosamente resuenan las destruidas vibraciones. Ya no buscamos más a Dios. Somos Dios. Somos el mundo. Matamos y morimos juntamente, creamos y resucitamos con nuestros sueños. Nuestro sueño más hermoso es el cielo azul; nuestro sueño más hermoso es el mar; nuestro sueño más hermoso es la noche iluminada por estrellas; y es el pez, y es el sonido claro y alegre: todos son nuestros sueños, cada uno de ellos es nuestro sueño más hermoso. Acabamos de morirnos para convertirnos en tierra. Acabamos de inventar la risa. Acabamos de poner en orden una constelación."
Una sucesión de sueños (Cuentos Maravillosos de Hermman Hesse)


jueves, 16 de junio de 2011

Saltar al vacío.

Nos cogimos de la mano y miramos hacia abajo.
- ¡Vaya! Menuda caída...
- Así no lo notaremos -me sonrió él.
Yo estaba nerviosa, pero él me giró un cuarto de vuelta, dejándome frente a frente al amor. Me cogió los labios, me besó, me dijo "nunca seré más feliz que en este momento" y entonces lo entendí. Se me llenó el alma y le abracé dando un brinco.
Después de unos segundos nos separamos. Nos dimos la mano de nuevo y miramos hacia abajo.
- ¿Estás lista?
- Siempre lo he estado. Pero ahora con más razón. -le contesté.
Y saltamos al vacío.




¿cuando fue la última vez que lo hiciste?

- Dime una cosa, ¿cuándo fue la última vez que lo hiciste?
- ¿A qué te refieres? -se hizo la tonta.
- Ya lo sabes. A sangrar. Abrir tus heridas y empapar toallas del baño mientras finges tardar horas en arreglarte. Cuándo fue la última vez que necesitaste sentir dolor porque creíste que tu corazón estaba vacío.
- Yo... no lo creí. Lo está.
- Y dime, en esos momentos, ¿por qué no me llamas a mí en vez de pagarlo con tu piel?
- Porque tú eres ese vacío y en medio del abismo de mi interior oigo tu voz susurrándome algo ininteligible, algo que me atormenta y que me hace cada vez más pequeña. Hasta que llega el punto en el que creo que he muerto, creo que estoy inconsciente, en el suelo, perdiendo el control de esta vida. Y la única solución que tengo es comprobar si todavía puedo sentir, si queda sangre en mis venas.




lo poco que me apetece vivir sin ti.

- Tengo miedo ¿sabes? Por ti sería capaz de todo. Incluso de subir a las estrellas, cavar tu nombre entre el polvo, recoger la magia en los bolsillos, cocinar luz por ti... y que finalmente me abandones en un agujero negro, desorbitada, efímera y fugaz en el espacio de tu corazón.
- Pues yo creo que tanta estrella te está cegando, te ha quemado la confianza en mí y no te permite sentir lo mucho que te quiero y lo poco que me apetece vivir sin ti.




Todo lo que tú y yo somos cabe en una cajita de música.

Algunos nos llamaban Arte, otros Amor, yo prefiero pensar que éramos una fusión de la eternidad en un cuerpo físico.



y así es como empezó todo.

Lo siento, no tengo pensado vivir de rodillas y morir como la furcia que se dejó follar por el destino. Voy a salir, voy a vivir y voy a demostrar que mi corazón gobierna mi camino.
¡Qué te jodan!




Mirame a los ojos...

Le vi abrir la puerta con suavidad y volverse hacia mí.
Resguardada en la oscuridad, contuve la respiración apenas unos segundos. Él despegó los labios con intento de decir algo, pero como pensándolo mejor dejó sus secretos enterrados.
- Adelante, dilo.
- ¿Estabas despierta?
- Yo siempre he estado despierta... sólo que nunca me has mirado a los ojos.

ticcccccccc-tac.

Los tic-tac de los relojes suenan en mi estómago, retumban en mis oídos y hacen tiritar los vértices de las costillas. Pero lejos de quejarme me alegro. Me recuerdan que sigo viva.



martes, 14 de junio de 2011

¿Qué pasaría si me quebrantara?

¿Hay algo a lo que se le pueda llamar problema?
-Pues sí
-Me encantaría saberlo, ¿sabes?
-Esque no sería llamarlo de esa manera, pero tú eres el problema, me es del todo Imposible conseguir sacarte de mi cabeza sabiendo que si intento lo que pienso volveré a meter la pata,que si intento lo contario,olvidarte sería el mayor error jamás cometido y si intentara quebrantarme seguiría escúchandote,losiento, pero TÚ eres mi gran Problema.




Resignación.

Puedes encabritarte como un caballo salvaje, decir palabrotas, maldecir al destino, pero a la hora de la verdad, tienes que resignarte.

estaba pensando en ti y...

No dudaría en atribuir mi felicidad completa a efecto exterior a mí. Y podréis pensar que exagero, como hacen todas las enamoradas con una venda tapándoles sus ojos. Sin embargo, cualquiera que pudiese conocerme corroboraría esto que digo.



Universos infinitos.

Como un mundo paralelo, totalmente distinto al mío, cruzaste la avenida en mi dirección. Y si yo sabía que tú no eras humano es porque esos andares y esa mirada que traías profunda y terrible como un universo infinito no podían pertenecer a este planeta.
Menudo colocón de belleza, ¡de un sólo trago me emborraché de tu presencia!
Llegaste hablándome de pájaros, de nubes y de cielo. Pero yo sólo prestaba atención a tus labios de fresa. Te dije: ¿por qué no te callas y me besas? Me regalaste media sonrisa y con una fuerza gravitatoria, atrajiste mi corazón a tus brazos.
Nos morimos de amor y ahora vivimos en un satélite propio, girando sobre nosotros mismos. No me sueltes nunca, mi estrella, que le tengo pánico al vacío.






Inclasificables era la palabra.

–Contéstame una cosa –comenzó Meredith. –¿Cómo te sentirías si alguien te extirpara así, repentinamente, el pulmón derecho?
Katrina frunció el ceño antes de contestar:
–Pues supongo que me sentiría bastante mal.
–Bien, supongo que yo me sentiría bastante mal si te marcharas ahora.




lunes, 13 de junio de 2011

vive y nunca te mueras

-Vive y nunca te mueras, hazme ese favor.
-Eso es algo imposible.
-¿Imposible por qué?
-Porque el tiempo pasa para todos.
-Pero el tiempo es un invento humano.
-Y nadie se escapa.
-Claro que sí, es como el televisor, el teléfono o cualquier cachibache. Si no te gusta, si no funciona bien, lo coges y lo lanzas por la ventana, le das un golpe o soplas el enchufe.
-¿Y cómo vamos a hacer eso con el tiempo?
-Podemos robar todos los relojes del mundo y tirarlos a un foso, así jamás sabríamos la hora ni la fecha. Viviríamos siempre aquí y ahora y no habrá futuro. ¡Sin futuro tampoco hay muerte, recuérdalo!

Elmundoesdemasiado.


No nos lo pensamos mucho. Teníamos el tequila a punto de agotarse y el humo del cigarrillo ya empezaba a cansarme. Abrimos las ventanas para que el frío nos embistiera el miocardio, despejarnos las ideas, abrir nuestra mente. Entonces ella tomó mi mano.
-No lo hagamos -me dijo.
-¿Por qué? -contesté yo.
-Porque el tiempo es inmenso y podemos aprender a volar mañana o dentro de cien años. El mundo es demasiado para nosotros. Conformémonos comiéndonos los labios.
Y así lo hicimos. Durante toda la noche.

Personality¡¡

Algunos tenemos algo que se llama personalidad y que no pasa de moda NUNCA.



domingo, 12 de junio de 2011

el primer dia....

Me despierto con ganas de llorar, pensando que hoy en todo el día no te voy a ver, no voy a poder sentirte cerca, que no te voy a tener a mi lado. Ni hoy, ni mañana, ni pasado… Pero entonces, me acuerdo, de que esa misma noche, hablando contigo por teléfono, me recordaste lo mucho que me amabas, y que el no poder verte todos los días no implicaría tu perdida. Me dices que tengo que aguantar, aguantar hasta ese día, ese día que recuerdo cada mañana al derrumbarme por no tenerte cerca, y, aunque sea difícil, me saca una sonrisa. Una sonrisa de donde no la hay, una sonrisa que sólo tú eres capaz de sacarme, una sonrisa, por la cual, creas o no, consigo seguir adelante, aun sabiendo que no voy a poder sentirte en todo ese día, pero me recuerda, que aún así, a pesar de todas las cosas malas, sigues ahí, esperándome con las mismas ilusiones que el primer día.

dreams...

+ Se es valiente cuando se piensa en los otros y no en uno mismo, aunque jamás hayamos blandido una espada ni hayamos disparado una pistola, gracias a Dios, pero hemos dejado a un lado muchos sueños.
- ¿Dónde los hemos dejado?
+ Los hemos dejado en un cajón. Y a veces, por la noche, los sacamos y los admiramos. Pero cada vez resulta más difícil cerrar el cajón. Lo hacemos. Y por eso somos tan valientes.
- Pero si fuéramos valientes no cerrariamos el cajón, y perseguiríamos nuestros sueños.
+ En eso tienes razón.

MILOLAAAA

http://www.youtube.com/watch?v=Zprp8NnhZ44




Hola me llamo Sara, y quiero decirte que eres una puta, una zorra y una cerda, pero que eres la puta zorra cerda mas bonita del mundo, te amo mi vida (L) 

Holaaaaaa me llamo Sara :)

JEEEEEEEEEEEEEEEEEEÉÉÉ