Le vi abrir la puerta con suavidad y volverse hacia mí.
Resguardada en la oscuridad, contuve la respiración apenas unos segundos. Él despegó los labios con intento de decir algo, pero como pensándolo mejor dejó sus secretos enterrados.
- Adelante, dilo.
- ¿Estabas despierta?
- Yo siempre he estado despierta... sólo que nunca me has mirado a los ojos.
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